sábado, 13 de noviembre de 2010

Kafka no sabe contar

«Heaven will protect/ the lay reader», E.P. Cantos, XX
(Nota añadida a la entrada anterior y que se reproduce aquí por si alguien dejara de leer esa misma entrada anterior una y otra vez y todos los días).

(...)
(2) Pero tampoco creo que hiciera falta «decorar» la promoción de la novela con las declaraciones sobre Kafka. Ningunearle como mal escritor parece un tanto fuera de lugar si hay que tomárselo en serio. O al menos proyecta una idea tan «totalitaria» de la lectura y la escritura como para que la misma imagen entusiasta del «estilista del humor» que había pretendido sugerir en mi entrada se me resquebraje, y deba olvidarme de ella y tenga que verme obligado, según el autor, a aceptar que la suya es, ante todo, una profesión de mero novelista o «narrador entretenido» tal y como el propio responsable de los títulos de Mendoza (debo suponer) se empeña en hacerme asumir en correspondencia con lo que en otro lugar llamaba «lectura inocente» y, por supuesto, la única y verdadera. Pero la dificultad, en mi caso, está que a mí no me apetece seguir el dictado de ningún credo que me predisponga el tipo de lectura que debiera hacer del libro que tengo entre manos. Si Kafka es un mal narrador desde la particular perspectiva del «Stendhal» de Mendoza, pues muy bien, de acuerdo: así entiende Mendoza la literatura  y el oficio de escribir. Debo deducir que habla entonces desde su «taller». Y que trabaja en él para que la gente le lea tal como él pretende que hay que leerle. Por mi parte, y en ese caso, siento decirle que yo NO le leo (ni a él ni a Kafka) como un hábil narrador de tramas entretenidas (ni es ese aspecto el que me importa de sus libros...ni tampoco de los de Kafka). 
Alegar, por otra parte, como prueba de su interpretación y condena el sentido de fracaso del autor (sea éste Kafka o quien fuera...) resulta algo tan fácil, tan a mano...

 Dicho todo esto, sigo manteniendo en el mismo estado saludable la admiración que dije sentir por el estilo y la prosa del autor de La verdad sobre el caso Savolta  y El Misterio de la Cripta Embrujada antes de conocer sus declaraciones  sobre Kafka.

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Cariñosas las observaciones