domingo, 31 de julio de 2011

Diálogo de sombras

 ...Pero incluso habría quizá la posibilidad de un diálogo que nunca fuera explícito (pues precisamente la formulación concreta de los términos de intercambio con ese alguien destruiría su infinita cualificación), y de la misma manera que se suele producir un silencio al contemplar (por algún instante casi ajeno al tiempo) un objeto bello que la palabra nunca agotará, la cuestión a mano entonces sería tanto el momento mismo infinitamente determinable del contemplador como, a la vez, el objeto en sí y su inagotable carga de matices que habrían de irse determinando en cadena sin fin, pues de ese mismo modo también pudiera sostenerse un diálogo (mejor que diálogo, llámesele 'conexión en fase n') o eso que tanto se parece a un juego adolescente con una novia imposible cuyo asedio nunca logrará alcanzar el plano de la realidad palpable (se destruiría el hechizo) sino que se produce siempre en algún silencio tan inconsciente e irreal y de concreción tan ilimitadamente postergada («¿qué estará pensando?») por una de las partes como denso y dramatizado por la otra, y tanto que cualquier fácil caída en la tierra ('de ti lo que pensaba es esto') obtendría respuesta siempre decepcionante fuese cual fuese el signo que lograsen perfilar sus preámbulos. Y por eso lo de seguir un tanto en vilo, en el aire, un aire nocturno, por eso el juego que se sostiene en una ignorancia relativa, por eso esta ciega esgrima o abrazo o combate en ring imaginario ('teatro de sombras') que parece que fuera a postular un cierto e hipotético resquicio en el telón del mundo (siempre hay más).

lunes, 4 de julio de 2011

John Wieners. 2


ACTOS DE JUVENTUD

Y con espanto habito en medio de la noche
¿Qué ruinas de la mente me esperan, qué drogas
turbarán mis sentidos, qué poco me queda,
cuánto más puede perderse?

El miedo al viaje, al futuro sin esperanza
o salvavidas. Debo salir de aquí y ver
que el miedo no está fuera: está dentro
a no ser que algún acto o calamidad repentina

me arrastre al hospital, destruido, sin
recuerdos ya; o peor incluso, tras las rejas. Si
pudiera sólo irme del país. Cualquier sitio
en el que puedas comerte el loto en paz.

Pues en este país el terror y la pobreza me esperan; o
soy hombre marcado, mi vida una lección
o experiencia para jóvenes que sigan
mis pasos, sin Dios

a no ser un Dios de justicia, para tomar venganza
por actos cometidos de joven bajo in-
justa influencia de las circunstancias. Ah, he visto
siempre mi vida como drama, modelada

según aquellos que hallaron desastre o condenación.
Es mi mente lo que se me arrebata.
He estado frente al abismo antes. Qué
timbre en los oídos es el que me dice

que todo se acerca, casi ya el rugido del viento del invierno.
Ay de los que viven en la calle a merced de la noche.
Ay de aquellos crímenes cometidos y de los que podemos
salir indemnes.

Así que enciendo la luz
y hago aros de humo en el aire.
No pienses en el futuro; no lo hay.
Sólo en la fórmula de que el gran arte deriva.

Dolor y sufrimiento. Dadme fuerzas para
aguantarlo, para entrar en los lugares donde
enjaulan a los grandes animales. Y que podamos vivir
en paz a su lado. Una novia del agobio

que ningún dios impone pero nos sabe capaces de 
soportar su carga hasta el final de nuestros días.
Pues de eso estamos hechos; para eso hemos
sido creados. Hasta que las horas oscuras concluyan.

Y nos levantemos al amanecer.
Partículas infinitas del sol divino, ahora
veneradas en los baratillos de la noche.

De Ace of Pentacles (1964).
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Algunos datos biográficos sobre el autor en la primera entrada que le dediqué.
Una lectura de este poema se puede escuchar, con acompañamiento musical, al abrir la página de la revista Jacket, y pinchar al final del tercer párrafo (donde dice: "here it is"), página que incluye un par de lecturas más, algo diferentes, y un comentario y diálogo sobre el poema con Robert Creeley en Harvard (1972).
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THE ACTS OF YOUTH


And with great fear I inhabit the middle of the night
What wrecks of the mind await me, what drugs
to dull the senses, what little I have left,
what more can be taken away?

The fear of travelling, of the future without hope
or buoy. I must get away from this place and see
that there is no fear without me: that it is within
unless it be some sudden act or calamity

to land me in the hospital, a total wreck, without
memory again; or worse still, behind bars. If
I could just get out of the country. Some place
where one can eat the lotus in peace.

For in this country it is terror, poverty awaits; or
am I a marked man, my life to be a lesson
or experience to those young who would trod
the same path, without God

unless he be one of justice, to wreak vengeance
on the acts committed while young under un-
due influence or circumstance. Oh I have
always seen my life as drama, patterned

after those who met with disaster or doom.
Is my mind being taken away me.
I have been over the abyss before. What
is that ringing in my ears that tells me

all is nigh, is naught but the roaring of the winter wind.
Woe to those homeless who are out on this night.
Woe to those crimes committed from which we
can walk away unharmed.

So I turn on the light
And smoke rings rise in the air.
Do not think of the future; there is none.
But the formula all great art is made of.

Pain and suffering. Give me the strength
to bear it, to enter those places where the
great animals are caged. And we can live
at peace by their side. A bride to the burden

that no god imposes but knows we have the means
to sustain its force unto the end of our days.
For that is what we are made for; for that
we are created. Until the dark hours are done.

And we rise again in the dawn.
Infinite particles of the divine sun, now
worshipped in the pitches of the night.


John Wieners, «Acts of Youth», Ace of Pentacles (1964), Selected Poems, 1958-1984, Black Sparrow, Santa Barbara, 1986, pp. 62-63.

Una colección de lecturas poéticas de Wieners y un vídeo en la página de PennSound