Reintégrate, regenérate, recupérate, abre tu mente, abre tu ojo tuerto, reposiciónate, repristínate, recoge ese ser que se te ha perdido o has olvidado. Recobra el alma. El alma enfangada en los entuertos. Abre tu ojo pineal. Desenlaza tu chacra oxidado, desgastado, de tercera regional. Desentumece esos potenciales de comunión universal que tu conciencia oculta. Sigue el llamado de la verdad. La buena nueva, el evangelio de la verdad. La verdad de verdad. Sé racional, sé científico, sé natural. Amplía el estro de tus anteojeras. Escúchale a la Voz. Recógete en el ser y salta como tigre. Piensa en los animales. Sé como los animales. Sé animal. Sé mujer. Vuelve a nacer. Recobra lo femenino que haya en ti. Reintégrate en el ente. Entetízate, Concientízate. Sé moral. Sé árbol y castaño y aligustre. Amplía el horizonte. Muérete y verás.
Influido por los discursos de Buddha ("esto no soy yo"), Shopenhauer escribe que "cada muerte es un despertar"... porque lo primero no es la conciencia, el yo, o el sujeto trascendental kantiano. Comer del Árbol del Conocimiento nos ha condenado a vivir en el exilio, pero siempre con la mirada puesta en la Patria. Excelente invitación a la reflexión. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por tu comprensión, David. Un abrazo fuerte, compañero.
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