lunes, 26 de noviembre de 2007

Aquellos amigos...

"Guido, i' vorrei che tu e Lapo ed io
fossimo presi per incantamento..."


Oigo la "Suzanne" de Leonard Cohen. Bueno, otros quizá se complazcan en perversiones más caras. Quiero decir que la escucho y, ya puesto, me trasiego el disco completo de las "songs": "Master song", "winter lady", etc., etc. Y me acuerdo de ellos, de todos, uno detrás de otro, por entonces, de ellos y de ella, sin orden previo alguno, un tanto barajados: ella quizá primero (por algo más que la cortesía) y ellos después. Aquellos años y esta tarde. Escucho "Master song" y "Marianne" y lo demás, y me veo metido en una curiosa discusión de por aquellas fechas, en el foro, no sé cómo ni por qué, en la que salía Antígona (¿o era Medea?) y alguien entonces hablaba por allí de George Santayana y todos acabábamos con alguna griega desmelenada y me acordé de Isadora Duncan esta mañana y otra vez esta tarde con el disco. Y ahora mismo suena "Marianne" en el disco aquel ( "and cry...and..."), el disco de la horrible contraportada ("so long, Marianne,...and cry") algo chirriante, como de unos 70 modernuzos, pero que yo la asociaba tanto con "Marianne", y la charla y la ocasión de aquel preciso entonces y ahora las notas de las "Sisters of Mercy" (¿las euménides", otra vez?). Y eso, que de este disco se trataba.

Algo que inevitablemente forma parte de mi "máscara", de su íntima trama, es esta particular clase de compuesto, de sopa de convento musical ("musical broth") capaz de arrastrar determinados "states of mind" de fecha tan alejada y reinventármelos ahora mismo cuando esa tal música suena por el cuarto. Enfermedad (seguramente). Léanse, una vez más, los avisos que dos entradas antes de ésta y en nota hago sobre el particular de un cierto rato semejante el otro día (son de Borges, oiga).

(ahora mismo: el acorde de guitarra con que se inicia "teachers"). ("and cry...")

sábado, 3 de noviembre de 2007

Creeley & Duncan, compañeros.






















AMOR

Hay palabras sensuales
como la carne
en su humedad,
su calidez.

Tangibles, dicen
confirmación,
consuelo
de ser humanos.

No pronunciarlas
abstrae
el deseo
y al final es su muerte.


BUENA NUEVA

Hemos perdido. No,
no hemos perdido el camino

pero hemos encontrado que el camino
es oscuro, difícil de seguir, y aun así
gozoso.

Lo que sostenemos no son más que
palabras. Sí, es difícil de contrastar

el valor que defendemos.

Dijimos que era oro. El alma

pesada contra la pluma de Maat.

Nuestro tesoro, la luz que en la cabeza del diente de león brilla,
aventados. "Mira, tu corazón sostiene
una causa perdida".

La luz casi invisible

semillas esparcidas, se elevan

caen sobre el aliento del aire

por todas partes y en la pesada tierra

encuentran refugio. Esta

la canción del dent de lion o del cardo

simientes de rumor de corazones hace tiempo

vencidos fes aventadas

que el ayre de la música arrastra.
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Al igual que sucede en la entrada anterior, aquí vendría bien un detalle de cierre : me refiero a la pintura de R.B. Kitaj A Visit to London (Robert Creeley and Robert Duncan) que se aloja en el Museo Thyssen. Siento que no pueda ser: en la página del Museo la imagen que acompaña a la ficha del cuadro aparece sustituida por la indicación "no disponible" (¡ay!). Véase http://www.museothyssen.org/thyssen_ing/coleccion/ficha1230.htm
Valga, pues, esto:
















(Resulta que mi amiga Miranda -atenta siempre a todo- encuentra el cuadro).
Gracias, Miranda.
Ahí están los dos.













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LOVE

There are words voluptuous
as the flesh
in his moisture,
its warmth.

Tangible, they tell
the reassurances,
the comforts,
of being human.

Nor to speak them
makes abstract
all desire
and its death at last.


From Robert Creeley, Later, New Directions, 1979, p. 18 (Collected poems 1975-2005, California University Press, 2006, p. 106).


GOD-SPELL

We have lost. No,
we have not lost our way

but we have found the way

dark, hard to make out, and yet
joyous.

What we hold to is no more than
words. Yes, it is hard to assay

the worth we hold to.

We said it was gold. The soul

weighd against Maat's feather.

Our treasure, the light in the dandylion head shining,
they wld blow out. "See, your heart holds to
a lost cause."

The light all but invisible

seeds scatterd abroad, rise

fall upon the breath of the air

everywhere and in heavy ground

find refuge. This

the song of the dent de lion or of the thistledown

seeds of a rumor from hearts long ago

defeated faiths blown out

the ayre of the music carries.


Robert Duncan, Bending the Bow, New Directions, 1968, p. 133.