jueves, 26 de octubre de 2006

Ariel. Una tentativa.


ARIEL


Colapso en la tiniebla.
Y el azul insubstante
funde roca y distancias.

¡Leona de Dios,
tan una somos,
eje de talones y rodillas! -El surco

se abre y sigue, es la hermana
de ese arco moreno
del cuello que me evade,

las moras
de grano negro
arrojan ganchos
oscuros-

Bocados sangrantes negros y suaves,
sombras.
Algo más

me arrastra por el aire-
muslos, cabellos;
de mis talones se desprende.

Blanca
Godiva, me estoy pelando-
Muertas las manos, las exigencias muertas.

Y soy ahora
espuma, trigo, fulgor de los mares.
El llanto de un niño

se derrite en el muro.
Y soy
la flecha,

el rocío que vuela
suicida, una con el arrastre
hasta entrar en el rojo

ocular, el caldero matutino.

1 comentario:

  1. Mucho mejor. Tienen mejor sentido algunas de las estrofas. Mas bello además. Frases como "el rojo ojo" quedaban horrendas. Muchas gracias Javier, me la copio. Le daré algunas vueltas por si se me ocurre algo más (que no creo). Un abrazo.

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Cariñosas las observaciones