Un niño de dos o tres años (en el sobre del negativo identificado como F.J.) juega en el patio de la casa con un perrillo de edad pareja a la del crío. No tengo, cuando escribo esto, la foto delante: intento recordarla. Es una imagen mental que podría no corresponder a foto alguna, y estar yo ahora inventándomela y esa escena no haberse producido jamás. Es la sensación que tengo cuando trato de sacar algún partido de lo que queda de la escena como vieja fotografía que casi se deshace cuando intento revelarla. El negativo estaba algo pasado de luz y me cuesta perfilarlo con el escáner y el programa de retocado. Hago una prueba tras otra, porque me gusta la foto, no quiero perder la escena y pretendo enviársela a Eduardo para que la reconozca quizá, con mucha suerte, y no a ese niño, sino su nombre quizá, si es que vive (¿y tenía 2 años en, pongamos, 1934, y que ahora podemos suponer ronde los 76?). El niño juega con el perro y le dirige los brazos, que interpreto como unos brazos de ganas de algo. ¿Pretende cogerlo o jugar con él o las dos cosas? Ahora veo que le ofrece de comer. El perrillo se alza hacia él. Polvo del patio y dos puertas de enfrente, las de la entrada de la casa (ahora veo que es puerta y ventana). El niño pudiera ser rubio y tiene el pelo rizado. La escena quieta, los brazos queriendo coger, el perro alzándose. Ese segundo. El polvo parece que brilla al sol de un mediodía. ¿Qué existencia tienen en estos segundos en que me empeño en revelar las fotos, en perfilar una imagen distinguible y que alguien identifique quizá o no lo haga nadie? ¿Quién, qué figura hubo que se llamó F. J., y vivió ese instante hace 76 años fuera de este acto mío de construirla? Cuando intento reconstruir la foto y manejo estos restos, esas sombras, el dibujo de sus perfiles, y la figura que se va haciendo por contrastes, por blancos y negros y grises, que estoy queriendo definir, ¿de quién es?
Ah, me gusta mucho esta foto. Seguro que es defecto del negativo pero ¿se ha fijado en lo bien dotado que parece que está el perrete?
ResponderEliminarPues no había caído, Harry. No se me hubiera ocurrrido pensarlo. Es sorprendente y bastante numinoso también.
ResponderEliminarAl final creo que lo indicado es suprimir la entrada anterior. Conviene no prodigar los errores.
ResponderEliminar5:16 PM
El niño se llamaba Francisco Juárez Ortega.Era mi tío, vivió en el caserío de Onteruela.En la familia había alguna foto parecida.
ResponderEliminarTe doy las gracias por este bonito recuerdo!