Lo malo de la muerte es que, cuando llega, no ves nada.
(Bilbao)
Tumbado en la cama leo esa frase escrita con rotulador en un papel que sobresale de la estantería. El papel deja ver el lema sólo al que, echado en la cama, mire hacia arriba. Quien la escribe piensa en la muerte, quizá en su proximidad o al menos en una posibilidad o ¿deseo? de su llegada. ¿Por qué el problema, entonces, es el de ver? En principio parece que si la posibilidad de la muerte o su verosimilitud procede de un ánimo dañado por el sufrimiento o la angustia, es decir, por experiencias negativas intensas, la muerte, como liberación, lo sería, sobre todo, en cuanto anulación de toda experiencia. Por eso no entiendo la objeción a verse privado de una sola forma de experiencia, la vista. ¿O es la vista para el sujeto de la frase la única forma de experiencia que no sería susceptible de causar sufrimiento, en el sentido de podría soportarse la muerte de todo sentido menos la de la vista. ¿La vista implica para quien pronuncia la frase una forma de vida en el mundo a salvo del dolor y el sufrimiento?
Yo lo entiendo más bien como una necesidad de saber, al menos de saber cuando.
ResponderEliminarComo cuando piensas que te vas a estrellar en un avión de los tumbos que va dando y encima miras por la ventanilla.
La mayoría de los muertos no se enteran de su inminencia, afortunadamente para ellos cuando lo cosa es de sufrir.
Hay algo peor, creo, la muerte anunciada, y la manía que tiene, una vez puesta la fecha de caducidad, de ser impuntual.
En cualquier caso, mierda pa ella. Estoy harta de la muerte, harta!!!
Beso.
M.